Te fijaste en la margarita en un jardín de rosas, la admiraste un momento, pensaste que se vería bien colgada en tus cabellos sin ni siquiera fijarte en las hermosas rosas rojas que a tu lado despampanantes resplandecían.
Ahora el dilema, que harías para coger la ansiada margarita.
Una mirada, otra mirada y de pronto nació una palabra, la primera, la primera de muchas otras.
La pequeña y frágil margarita te pregunta ¿de que color ves el mundo?, confuso no supiste que responder, ella mientras tanto perdía su mirada en el horizonte.
Flor de margarita, que al no tener espinas su única defensa es su coraza, su único conuelo es el silencio y su única compañía la soledad.
La margarita perdida entre sus sueños, no sabe bien distinguir la realidad de la fantasía, se pierde dentro de su mundo y ve solo lo que ella quiere ver. Hay margarita quien diría que el que te quería arrancar se transformaría en tu jardinero, para podar tu tallo y hacerte crecer más fuerte.
Margarita, ocultas la realidad, no quieres darte cuenta ni siquiera de lo que sientes cuando la situación te parece hermosa y perfecta para florecer; pero no margarita, tu no escuchas a tu corazón cuando este te dice a gritos lo que siente, tu lo escondes, lo guardas dentro de la herida que te carcome en tu interior, la profunda herida que sepultaste y que en vez de sanar solo se hace mas y mas grande por la presión que ejerce tu voluntad sobre ella, herida no sólo hecha por una persona, si no que tu misma te hieres cada vez que escondes lo que sientes.
Margarita, yo se la verdad, tu no quieres sentir por que es mejor soñar lo que quieres sentir, es mejor imaginar que todo es perfecto a darte cuenta de que tu realidad no es del color que tu quieres
Margarita:
Se nubla mi sonrisa al pensar en mi realidad, no solo lo que me rodea si no en lo que tengo dentro, mi mundo no es del color que quiero, mi mundo es gris, mis ojos se deslumbran ante todo y mis pensamientos corren para alcanzar el viento, pero dejo de lado a mi corazón, se queda solo dentro de un cuerpo sin vida. (…)
Mi entorno, mi jardín, está podrido, ya no quedan árboles ni flores, sin embargo yo creo ver verdores. Cuantas veces chocaré con el mismo muro, cuantas veces tendré que golpearme para volver a mi realidad, para en vez de creer ver el jardín verde, regarlo para que florezca de nuevo.
Pongo la punta de mi pie en mi podrido jardín y mi cuerpo se tambalea, siento un hedor que proviene desde el fondo de este mismo, todo es gris y oscuro, no se ve la luz.
Tengo miedo, me siento sola, está oscuro y le temo a la oscuridad más que a la muerte, siento los gritos que me reprochan mis pasos, siento los susurros que a mis espaldas dicen, siento los golpes que la vida misma azota en mi espalda y las espinas que mis pies pisan. No quiero estar aquí, no quiero tener esto como realidad, prefiero ser espíritu errante en la tierra y dejarme llevar por el viento, a tener que volver a este húmedo y frío lugar. Nada aquí me acoge, estoy sola, Margarita de mil colores parezco ser, pero en el fondo de un pantano estoy hundida, no puedo salir, pido ayuda pero mi coraza no deja que se oiga mi voz y la transforma en una sonrisa falsa para que disimule.
Suenan y suenan las campanas de la gloria, mas yo sin alcanzarlas me rindo en el camino, me envuelve el sopor de la muerte, pero sin embarco con ella no me lleva, todo es confuso, las noches son eternas ya que ni el sueño quiere yacer a mi lado, Morfeo me castiga por vivir en sus terrenos.
Cual Edipo arranqué mis ojos al ver mi pasado, para no tener que enfrentarlo nunca mas, mis errores atrás quedan…
Busco esperanza… busco una soga que me arroje lejos del pantano… apareciste tu…
Traspasas la barrera de mi persona, dejas de ver a la hermosa margarita y te encuentras con la maleza podrida que rodea su corazón, ves que en su interior llueve, ves que todo está confuso, ves que en mi interior hay pena, ves que en mi interior no abunda la alegría, pero que aún existe, y lo sé, ya que con tu mano la sacaste a flote para demostrarme que no todo en mi está perdido.Mi pantano seguirá ahí, pero al menos sabré que dentro de mi corazón hay amor, y ese es el mejor consuelo que una flor puede tener. Quizás no serás tu, mi fiel jardinero, el que haga florecer el amor, pero créeme cuando te digo que la mano del jardinero vale mucho más que la mano que logra arrancarla de su jardín
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