Una mujer pintada en acuarela, una niña través de sus ojos. Una muchacha de porcelana, una pequeña de inocencia insegura.
Recuerdas las paredes que te vieron nacer, ¿recuerdas tu llanto de mujer? Recuerdas el haber perdido todo lo guardado… ¿recuerdas con sabor amargo?
El espejo lo refleja, tu mirada no miente te ves tan diferente pero tan igual, el antes y el después se funden en la realidad, sin embargo el transparente de tus ojos no se confunde con tu apariencia, tu tristeza salta a la luz y tus ganas de borrar el camino recorrido brotan como lágrimas invisibles.
Nadie aún rompe tu burbuja, sin embargo haz dejado violar tu propia persona por defenderla.
La mujer se mira al espejo y no siente su piel, no siente lo que es ser mujer, no cree lo que debe creer, en realidad, no sabe ser mujer.
¿Quien le indicó el camino? El embriagante Vértigo.
Su camino borrar no puede, la heridas ya cicatrices en su piel dejaron, ni el mas excelente mago podrá curar los surcos que en su cuerpo quedaron.
Siente tristeza pero la oculta, mujer pintada en acuarelas, tu alma no expresas, habla solo tu boca, y se mueven solo tus manos, su alma escondida en un rincón asustada está, llorando la pena que no pudo nunca sanar…
viernes, 24 de agosto de 2007
miércoles, 15 de agosto de 2007
Ciudad, Soledad
Despierto, un calor en las piernas me obliga a moverme, me mojo la cara me miro al espejo y veo un interrogante en mis ojos.
Me pongo un abrigo, mis botas de siempre y salgo del edificio con intención de resolver mi enigma.
La brisa marina choca en mi cara, siento el mojado viento en mis mejillas, acariciándolas suavemente, cierro los ojos e inspiro, hay un olor a incertidumbre en el aire, como si no supiera que es lo que va a pasar en el segundo siguiente, lo mas normal sería dar otro paso, pero no hoy, no ahora. Camino por la lisa vereda, tratando de no pisar las líneas marcadas, una manía estúpida que no me deja en paz.
Justo cuando llego a la esquina el semáforo cambia a rojo, siempre es lo mismo, como si los pobres postes tuviesen vida y supieran el momento exacto en que llego al lugar para cruzar. Pasan rápido los autos último modelo, una que otra baratija desentona con el chicharreo del motor, una música fiestera suena dentro de un descapotable, un par de rubias y un tipo al volante moviéndose al compás de la pegote melodía, ¿Es eso lo que busco?, no, sigo mi camino.
Las bocinas de los autos suenan como voces traídas del infierno para mis oídos, una que otra pelea de perros irrumpe en el panorama nocturno.
Unas señoras muy engalanadas, llenas de joyas y pieles, salen de una lujosa casa y me quedan mirando, ¿Qué tengo?, ha si, olvidé que andaba con mi rotoso pantalón de pijama. Comentan un par de palabras entre ellas y como asustadas de que les fuera a hacer algo y se suben rápidamente en el auto que las esperaba para llevarlas a sus hogares sanas y salvas. A un lado, por donde pasaron las dos mujeres, ví de pronto entre la oscuridad a un anciano cubierto en cartones, con sus pies descalzos y sucios, llenos de callosidades y heridas, el enmarañado pelo se confundía con su sucia y laga barba gris, expedía un olor a basura, mirando un poco mas detalladamente, entendí que esa fue su cena, agarraba con sus largas y amarillentas uñas una taza en la cual había una moneda.
No pude dejar de mirar sus ojos, no parecía que estuviese sentado ahí, parecía como recordando sus tiempos mozos, o alguna buena época de su vida, un lejano amor de la juventud o al hijo que lo abandonó en las calles por estar enfermo.
No era a mí a quien miraban con desprecio las engalanadas señoras.
Busco en los bolsillos de mi chaqueta y encuentro un chocolate un poco derretido. Se lo entrego, me sonríe mostrando su desdentada boca. Sigo caminando.
Unos letreros luminosos invitan tentadoramente a entrar a los bares, la gente adentro ríe alegremente, celebrando quizás que cosa, o ríen simplemente para alejarse aunque sea por una noche lo que llaman rutina. Tampoco es lo que busco.
Sigo caminando, paso por un lugar oscuro, veo una luz en el fondo, nah! No he muerto, es solo la micro con un solo foco funcionando. Levanto la vista y veo los luminosos letreros de las grandes tiendas ofreciendo la panacea para ser feliz, como si sus productos te solucionaran la vida.
Sigo caminando y paso por una colorida feria nocturna, el olor a frituras y palomitas de maíz inunda el ambiente, una música dicharachera suena a todo volumen, un hombre parado al lado de un pequeño telescopio me ofrece ver de cerca la luna, lo ignoro y sigo mi camino. Sigo caminando, me siento como Cayetano Brulé en busca de un asesino, sin ninguna pista para resolver el crimen.
Bajo por la playa, me detengo y prendo un cigarro, el golpear de las olas deja a un lado el sonido de la ciudad, siento las pequeñas gotas saladas en mi cara, cierro los ojos, quedo en blanco. El chillido de las gaviotas que pasan por mi lado, es como si me reclamaran por estar en su territorio.
¿Qué es lo que busco en esta jungla de cemento, de ruidos, de risas forzadas, de almas vagando?
Un aire fresco me hace sentir un escalofrío, una voz en el viento me susurra algo al oído, respiro profundamente, cierro con fuerza mis ojos y los abro.
El cigarro se consumió por completo, ya tengo una respuesta, puedo dormir tranquila.
Si existe esa magia en esta jungla de cemento, pese a todas las luces, los ruidos, la magia sigue escondida, y la encontré. Vuelvo sobre mis pasos, la feria está apagada y sin música, las puertas de los locales están cerradas, todo el mundo está durmiendo. Sólo el anciano sigue ahí, en la misma posición en la que lo dejé, no había nadie alrededor, me paré un instante frente a él y le pregunté si necesitaba algo, él me respondió con una voz quebradiza, amor.
Me pongo un abrigo, mis botas de siempre y salgo del edificio con intención de resolver mi enigma.
La brisa marina choca en mi cara, siento el mojado viento en mis mejillas, acariciándolas suavemente, cierro los ojos e inspiro, hay un olor a incertidumbre en el aire, como si no supiera que es lo que va a pasar en el segundo siguiente, lo mas normal sería dar otro paso, pero no hoy, no ahora. Camino por la lisa vereda, tratando de no pisar las líneas marcadas, una manía estúpida que no me deja en paz.
Justo cuando llego a la esquina el semáforo cambia a rojo, siempre es lo mismo, como si los pobres postes tuviesen vida y supieran el momento exacto en que llego al lugar para cruzar. Pasan rápido los autos último modelo, una que otra baratija desentona con el chicharreo del motor, una música fiestera suena dentro de un descapotable, un par de rubias y un tipo al volante moviéndose al compás de la pegote melodía, ¿Es eso lo que busco?, no, sigo mi camino.
Las bocinas de los autos suenan como voces traídas del infierno para mis oídos, una que otra pelea de perros irrumpe en el panorama nocturno.
Unas señoras muy engalanadas, llenas de joyas y pieles, salen de una lujosa casa y me quedan mirando, ¿Qué tengo?, ha si, olvidé que andaba con mi rotoso pantalón de pijama. Comentan un par de palabras entre ellas y como asustadas de que les fuera a hacer algo y se suben rápidamente en el auto que las esperaba para llevarlas a sus hogares sanas y salvas. A un lado, por donde pasaron las dos mujeres, ví de pronto entre la oscuridad a un anciano cubierto en cartones, con sus pies descalzos y sucios, llenos de callosidades y heridas, el enmarañado pelo se confundía con su sucia y laga barba gris, expedía un olor a basura, mirando un poco mas detalladamente, entendí que esa fue su cena, agarraba con sus largas y amarillentas uñas una taza en la cual había una moneda.
No pude dejar de mirar sus ojos, no parecía que estuviese sentado ahí, parecía como recordando sus tiempos mozos, o alguna buena época de su vida, un lejano amor de la juventud o al hijo que lo abandonó en las calles por estar enfermo.
No era a mí a quien miraban con desprecio las engalanadas señoras.
Busco en los bolsillos de mi chaqueta y encuentro un chocolate un poco derretido. Se lo entrego, me sonríe mostrando su desdentada boca. Sigo caminando.
Unos letreros luminosos invitan tentadoramente a entrar a los bares, la gente adentro ríe alegremente, celebrando quizás que cosa, o ríen simplemente para alejarse aunque sea por una noche lo que llaman rutina. Tampoco es lo que busco.
Sigo caminando, paso por un lugar oscuro, veo una luz en el fondo, nah! No he muerto, es solo la micro con un solo foco funcionando. Levanto la vista y veo los luminosos letreros de las grandes tiendas ofreciendo la panacea para ser feliz, como si sus productos te solucionaran la vida.
Sigo caminando y paso por una colorida feria nocturna, el olor a frituras y palomitas de maíz inunda el ambiente, una música dicharachera suena a todo volumen, un hombre parado al lado de un pequeño telescopio me ofrece ver de cerca la luna, lo ignoro y sigo mi camino. Sigo caminando, me siento como Cayetano Brulé en busca de un asesino, sin ninguna pista para resolver el crimen.
Bajo por la playa, me detengo y prendo un cigarro, el golpear de las olas deja a un lado el sonido de la ciudad, siento las pequeñas gotas saladas en mi cara, cierro los ojos, quedo en blanco. El chillido de las gaviotas que pasan por mi lado, es como si me reclamaran por estar en su territorio.
¿Qué es lo que busco en esta jungla de cemento, de ruidos, de risas forzadas, de almas vagando?
Un aire fresco me hace sentir un escalofrío, una voz en el viento me susurra algo al oído, respiro profundamente, cierro con fuerza mis ojos y los abro.
El cigarro se consumió por completo, ya tengo una respuesta, puedo dormir tranquila.
Si existe esa magia en esta jungla de cemento, pese a todas las luces, los ruidos, la magia sigue escondida, y la encontré. Vuelvo sobre mis pasos, la feria está apagada y sin música, las puertas de los locales están cerradas, todo el mundo está durmiendo. Sólo el anciano sigue ahí, en la misma posición en la que lo dejé, no había nadie alrededor, me paré un instante frente a él y le pregunté si necesitaba algo, él me respondió con una voz quebradiza, amor.
Para ti
Te fijaste en la margarita en un jardín de rosas, la admiraste un momento, pensaste que se vería bien colgada en tus cabellos sin ni siquiera fijarte en las hermosas rosas rojas que a tu lado despampanantes resplandecían.
Ahora el dilema, que harías para coger la ansiada margarita.
Una mirada, otra mirada y de pronto nació una palabra, la primera, la primera de muchas otras.
La pequeña y frágil margarita te pregunta ¿de que color ves el mundo?, confuso no supiste que responder, ella mientras tanto perdía su mirada en el horizonte.
Flor de margarita, que al no tener espinas su única defensa es su coraza, su único conuelo es el silencio y su única compañía la soledad.
La margarita perdida entre sus sueños, no sabe bien distinguir la realidad de la fantasía, se pierde dentro de su mundo y ve solo lo que ella quiere ver. Hay margarita quien diría que el que te quería arrancar se transformaría en tu jardinero, para podar tu tallo y hacerte crecer más fuerte.
Margarita, ocultas la realidad, no quieres darte cuenta ni siquiera de lo que sientes cuando la situación te parece hermosa y perfecta para florecer; pero no margarita, tu no escuchas a tu corazón cuando este te dice a gritos lo que siente, tu lo escondes, lo guardas dentro de la herida que te carcome en tu interior, la profunda herida que sepultaste y que en vez de sanar solo se hace mas y mas grande por la presión que ejerce tu voluntad sobre ella, herida no sólo hecha por una persona, si no que tu misma te hieres cada vez que escondes lo que sientes.
Margarita, yo se la verdad, tu no quieres sentir por que es mejor soñar lo que quieres sentir, es mejor imaginar que todo es perfecto a darte cuenta de que tu realidad no es del color que tu quieres
Margarita:
Se nubla mi sonrisa al pensar en mi realidad, no solo lo que me rodea si no en lo que tengo dentro, mi mundo no es del color que quiero, mi mundo es gris, mis ojos se deslumbran ante todo y mis pensamientos corren para alcanzar el viento, pero dejo de lado a mi corazón, se queda solo dentro de un cuerpo sin vida. (…)
Mi entorno, mi jardín, está podrido, ya no quedan árboles ni flores, sin embargo yo creo ver verdores. Cuantas veces chocaré con el mismo muro, cuantas veces tendré que golpearme para volver a mi realidad, para en vez de creer ver el jardín verde, regarlo para que florezca de nuevo.
Pongo la punta de mi pie en mi podrido jardín y mi cuerpo se tambalea, siento un hedor que proviene desde el fondo de este mismo, todo es gris y oscuro, no se ve la luz.
Tengo miedo, me siento sola, está oscuro y le temo a la oscuridad más que a la muerte, siento los gritos que me reprochan mis pasos, siento los susurros que a mis espaldas dicen, siento los golpes que la vida misma azota en mi espalda y las espinas que mis pies pisan. No quiero estar aquí, no quiero tener esto como realidad, prefiero ser espíritu errante en la tierra y dejarme llevar por el viento, a tener que volver a este húmedo y frío lugar. Nada aquí me acoge, estoy sola, Margarita de mil colores parezco ser, pero en el fondo de un pantano estoy hundida, no puedo salir, pido ayuda pero mi coraza no deja que se oiga mi voz y la transforma en una sonrisa falsa para que disimule.
Suenan y suenan las campanas de la gloria, mas yo sin alcanzarlas me rindo en el camino, me envuelve el sopor de la muerte, pero sin embarco con ella no me lleva, todo es confuso, las noches son eternas ya que ni el sueño quiere yacer a mi lado, Morfeo me castiga por vivir en sus terrenos.
Cual Edipo arranqué mis ojos al ver mi pasado, para no tener que enfrentarlo nunca mas, mis errores atrás quedan…
Busco esperanza… busco una soga que me arroje lejos del pantano… apareciste tu…
Traspasas la barrera de mi persona, dejas de ver a la hermosa margarita y te encuentras con la maleza podrida que rodea su corazón, ves que en su interior llueve, ves que todo está confuso, ves que en mi interior hay pena, ves que en mi interior no abunda la alegría, pero que aún existe, y lo sé, ya que con tu mano la sacaste a flote para demostrarme que no todo en mi está perdido.Mi pantano seguirá ahí, pero al menos sabré que dentro de mi corazón hay amor, y ese es el mejor consuelo que una flor puede tener. Quizás no serás tu, mi fiel jardinero, el que haga florecer el amor, pero créeme cuando te digo que la mano del jardinero vale mucho más que la mano que logra arrancarla de su jardín
Ahora el dilema, que harías para coger la ansiada margarita.
Una mirada, otra mirada y de pronto nació una palabra, la primera, la primera de muchas otras.
La pequeña y frágil margarita te pregunta ¿de que color ves el mundo?, confuso no supiste que responder, ella mientras tanto perdía su mirada en el horizonte.
Flor de margarita, que al no tener espinas su única defensa es su coraza, su único conuelo es el silencio y su única compañía la soledad.
La margarita perdida entre sus sueños, no sabe bien distinguir la realidad de la fantasía, se pierde dentro de su mundo y ve solo lo que ella quiere ver. Hay margarita quien diría que el que te quería arrancar se transformaría en tu jardinero, para podar tu tallo y hacerte crecer más fuerte.
Margarita, ocultas la realidad, no quieres darte cuenta ni siquiera de lo que sientes cuando la situación te parece hermosa y perfecta para florecer; pero no margarita, tu no escuchas a tu corazón cuando este te dice a gritos lo que siente, tu lo escondes, lo guardas dentro de la herida que te carcome en tu interior, la profunda herida que sepultaste y que en vez de sanar solo se hace mas y mas grande por la presión que ejerce tu voluntad sobre ella, herida no sólo hecha por una persona, si no que tu misma te hieres cada vez que escondes lo que sientes.
Margarita, yo se la verdad, tu no quieres sentir por que es mejor soñar lo que quieres sentir, es mejor imaginar que todo es perfecto a darte cuenta de que tu realidad no es del color que tu quieres
Margarita:
Se nubla mi sonrisa al pensar en mi realidad, no solo lo que me rodea si no en lo que tengo dentro, mi mundo no es del color que quiero, mi mundo es gris, mis ojos se deslumbran ante todo y mis pensamientos corren para alcanzar el viento, pero dejo de lado a mi corazón, se queda solo dentro de un cuerpo sin vida. (…)
Mi entorno, mi jardín, está podrido, ya no quedan árboles ni flores, sin embargo yo creo ver verdores. Cuantas veces chocaré con el mismo muro, cuantas veces tendré que golpearme para volver a mi realidad, para en vez de creer ver el jardín verde, regarlo para que florezca de nuevo.
Pongo la punta de mi pie en mi podrido jardín y mi cuerpo se tambalea, siento un hedor que proviene desde el fondo de este mismo, todo es gris y oscuro, no se ve la luz.
Tengo miedo, me siento sola, está oscuro y le temo a la oscuridad más que a la muerte, siento los gritos que me reprochan mis pasos, siento los susurros que a mis espaldas dicen, siento los golpes que la vida misma azota en mi espalda y las espinas que mis pies pisan. No quiero estar aquí, no quiero tener esto como realidad, prefiero ser espíritu errante en la tierra y dejarme llevar por el viento, a tener que volver a este húmedo y frío lugar. Nada aquí me acoge, estoy sola, Margarita de mil colores parezco ser, pero en el fondo de un pantano estoy hundida, no puedo salir, pido ayuda pero mi coraza no deja que se oiga mi voz y la transforma en una sonrisa falsa para que disimule.
Suenan y suenan las campanas de la gloria, mas yo sin alcanzarlas me rindo en el camino, me envuelve el sopor de la muerte, pero sin embarco con ella no me lleva, todo es confuso, las noches son eternas ya que ni el sueño quiere yacer a mi lado, Morfeo me castiga por vivir en sus terrenos.
Cual Edipo arranqué mis ojos al ver mi pasado, para no tener que enfrentarlo nunca mas, mis errores atrás quedan…
Busco esperanza… busco una soga que me arroje lejos del pantano… apareciste tu…
Traspasas la barrera de mi persona, dejas de ver a la hermosa margarita y te encuentras con la maleza podrida que rodea su corazón, ves que en su interior llueve, ves que todo está confuso, ves que en mi interior hay pena, ves que en mi interior no abunda la alegría, pero que aún existe, y lo sé, ya que con tu mano la sacaste a flote para demostrarme que no todo en mi está perdido.Mi pantano seguirá ahí, pero al menos sabré que dentro de mi corazón hay amor, y ese es el mejor consuelo que una flor puede tener. Quizás no serás tu, mi fiel jardinero, el que haga florecer el amor, pero créeme cuando te digo que la mano del jardinero vale mucho más que la mano que logra arrancarla de su jardín
MATOV
Luna llena de noche a todos encandila, miles de amantes la cortejan y acompañada por hordas de margaritas, ríe y juega por lo cielos; con sus admiradores, embelezados por su belleza, cantando hermosas poesías en su honor, corre y salta cual mariposa en primavera.
Todo se viste de seda y plata, los astros se cubren con plumíferas máscaras.
Lluvia brillante cae desde el infinito dando toques de diamante al oscuro firmamento y engalanando la fiesta.
Todo es perfecto, la música de los anillos de saturno suena como nunca y la Luna, reina de la fiesta, baila y sonríe coqueta por todo el firmamento.
Cuelgan de las estrellas centenares de perlas regaladas por los extasiados enamorados para la bella Luna, la cual con un coqueto guiño agradece sus presentes.
Un amante dice:
Luna, que hermosa te vez esta noche, tu blancura me encandila, la luz de tus ojos me embeleza, tus labios dan celos a los rojos corales y tu cuerpo envidian las ninfas.
Que aroma tiene tu cabello dulce Luna, que con solo acercarme me embriaga y sin voluntad alguna caigo a tus pies.
Tu voz, mas dulce que la ambrosía, delata los placeres que a tu lado obtendré sin ni siquiera tus embelesadoras palabras los mencionen.
Luna, alcanzable sólo de noche y al compás del brillos y resplandor de las estrellas, junto con el alegre compás de la música de los planetas, podrías tu, inmortalmente hermosa, entregarte a mi para con cariño cuidarte, con amor protegerte y con pasión satisfacerte.
Luna:
Amado amante, ¿prometes las penas de mi alejar? ¿Prometes con tus brazos protegerme de la maldad?
¿Puedo confiar que contigo seré feliz y que en tu pecho tranquilidad encontraré?
Todo fundido en luz, la fiesta en su apogeo. Todos en el cielo gozaban, gritos de alegréa daban y la hermosa Luna feliz por fin se encontraba luego de las tinieblas sufridas por la anterior sombra que antes la ocultaba.
Al despuntar el alba, toca la Aurora. Todos sus mascaras se quitaron y al ver la hermosura de la Aurora fueron corriendo a encontrarla.
La bella Luna perdió su brillo y su encanto, pero su corazón aún latía acelerado al compás del amor enamorado.
Mas pobre luna que candorosa al brillo del sol se veía, al mirar a su lado sólo vio una silla vacía. Ningún amado amante a su lado yacía, sola se ha quedad con sus manos vacías.
Éste amor eterno me ha jurado, llorando decía, mas en un vil engaño por apariencias adolecía. Aprende ilusa Luna, que quienes por apariencias se acercan ninguna sincera pasión traerán, mas espera presta blanca Matov, que con el tiempo un verdadero amor te descolgará del cielo y te llevará por siempre en su corazón.
Todo se viste de seda y plata, los astros se cubren con plumíferas máscaras.
Lluvia brillante cae desde el infinito dando toques de diamante al oscuro firmamento y engalanando la fiesta.
Todo es perfecto, la música de los anillos de saturno suena como nunca y la Luna, reina de la fiesta, baila y sonríe coqueta por todo el firmamento.
Cuelgan de las estrellas centenares de perlas regaladas por los extasiados enamorados para la bella Luna, la cual con un coqueto guiño agradece sus presentes.
Un amante dice:
Luna, que hermosa te vez esta noche, tu blancura me encandila, la luz de tus ojos me embeleza, tus labios dan celos a los rojos corales y tu cuerpo envidian las ninfas.
Que aroma tiene tu cabello dulce Luna, que con solo acercarme me embriaga y sin voluntad alguna caigo a tus pies.
Tu voz, mas dulce que la ambrosía, delata los placeres que a tu lado obtendré sin ni siquiera tus embelesadoras palabras los mencionen.
Luna, alcanzable sólo de noche y al compás del brillos y resplandor de las estrellas, junto con el alegre compás de la música de los planetas, podrías tu, inmortalmente hermosa, entregarte a mi para con cariño cuidarte, con amor protegerte y con pasión satisfacerte.
Luna:
Amado amante, ¿prometes las penas de mi alejar? ¿Prometes con tus brazos protegerme de la maldad?
¿Puedo confiar que contigo seré feliz y que en tu pecho tranquilidad encontraré?
Todo fundido en luz, la fiesta en su apogeo. Todos en el cielo gozaban, gritos de alegréa daban y la hermosa Luna feliz por fin se encontraba luego de las tinieblas sufridas por la anterior sombra que antes la ocultaba.
Al despuntar el alba, toca la Aurora. Todos sus mascaras se quitaron y al ver la hermosura de la Aurora fueron corriendo a encontrarla.
La bella Luna perdió su brillo y su encanto, pero su corazón aún latía acelerado al compás del amor enamorado.
Mas pobre luna que candorosa al brillo del sol se veía, al mirar a su lado sólo vio una silla vacía. Ningún amado amante a su lado yacía, sola se ha quedad con sus manos vacías.
Éste amor eterno me ha jurado, llorando decía, mas en un vil engaño por apariencias adolecía. Aprende ilusa Luna, que quienes por apariencias se acercan ninguna sincera pasión traerán, mas espera presta blanca Matov, que con el tiempo un verdadero amor te descolgará del cielo y te llevará por siempre en su corazón.
Desconsuelo, líbrame de ti
“Puedo escribir los versos mas tristes esta noche”.
Tenía el razón, esta noche, es la noche en la cual me he dado cuenta de mi desgracia.
Esta noche le dedico todas mis palabras al desconsuelo; apiádate de mi, arma de la soledad, sácame de entre tus nieblas y llévame a la suave e iluminada tierra que aún no conozco.
Sácame del pecho el corazón y fúndelo en la hoguera del centro de la tierra, para que mi esencia esté en todas partes, para ser una observadora del mundo.
Desconsuelo, líbrame de sentirme perdida
Desconsuelo mío, quita el remolino de sombras en mi cabeza, no me atormentes con tus miedos de angustia eterna.
Deja sentir en mis mejillas el calor de irradia la candidez, deja sentir en mis manos la suavidad de la dulzura, deja besar con mis labios el amor y permite a mi corazón vivir en compañía de otro latir.
Desconsuelo, no llames más a mi puerta.
Tu magnánima emperatriz ha hecho amistad con migo, me ha prometido su compañía para así evitar ver tu rostro cada vez que cierro los ojos.
La soledad me acompaña y con ella el desconsuelo se va, soledad acepto tu invitación, condúceme por los pasillos de la vida observando cada detalle a mi alrededor.
Mi corazón ya está en calma, no quiere mas falsedades, solo busca en su interior lo que en otros corazones no pudo encontrar, sigue buscando y no ceses nunca, porque el que se encuentra y ama a si mismo, es capaz de amar con mucha mas fuerza y de ser amado con igual fervor.
Desconsuelo, ya no buscaré salida en ilusiones, ya no veré más espejismos de amor por mas que en este desierto esté.
Me alejo paso a paso de la vorágine de mis pasiones, no quiero sentirte Desconsuelo, cuando la vorágine termine y todo se venga abajo olvidando incluso nuestros nombres.
Elijo envolverme en tu manto soledad, para así protegerme de tu cruel utensilio de batalla, para ser tu aliada y no tu enemiga, para defenderme de mi propio corazón, de mis propios sentimientos, que tanto dolor traen a mi vida con sueños e ilusiones que nunca se realizarán.
La pasión disfrazada de amor me ha hecho enfrentarme a ti cara a cara desconsuelo, no quiero volver a caer de nuevo, por eso mi fiel aliada protégeme y sácame de las densas nieblas de mi cruel verdugo, que luego de cortado mi cuello con la realidad, deja la amargura de su imagen por siempre.
He dicho, Soledad, que tu fiel compañera seré, y así en silencio observaré, como todo el mundo gira, ve, piensa y siente, mientras yo como espectadora, me sentaré y esperaré a que el tormento pase y toque mi turno de brillar…
Tenía el razón, esta noche, es la noche en la cual me he dado cuenta de mi desgracia.
Esta noche le dedico todas mis palabras al desconsuelo; apiádate de mi, arma de la soledad, sácame de entre tus nieblas y llévame a la suave e iluminada tierra que aún no conozco.
Sácame del pecho el corazón y fúndelo en la hoguera del centro de la tierra, para que mi esencia esté en todas partes, para ser una observadora del mundo.
Desconsuelo, líbrame de sentirme perdida
Desconsuelo mío, quita el remolino de sombras en mi cabeza, no me atormentes con tus miedos de angustia eterna.
Deja sentir en mis mejillas el calor de irradia la candidez, deja sentir en mis manos la suavidad de la dulzura, deja besar con mis labios el amor y permite a mi corazón vivir en compañía de otro latir.
Desconsuelo, no llames más a mi puerta.
Tu magnánima emperatriz ha hecho amistad con migo, me ha prometido su compañía para así evitar ver tu rostro cada vez que cierro los ojos.
La soledad me acompaña y con ella el desconsuelo se va, soledad acepto tu invitación, condúceme por los pasillos de la vida observando cada detalle a mi alrededor.
Mi corazón ya está en calma, no quiere mas falsedades, solo busca en su interior lo que en otros corazones no pudo encontrar, sigue buscando y no ceses nunca, porque el que se encuentra y ama a si mismo, es capaz de amar con mucha mas fuerza y de ser amado con igual fervor.
Desconsuelo, ya no buscaré salida en ilusiones, ya no veré más espejismos de amor por mas que en este desierto esté.
Me alejo paso a paso de la vorágine de mis pasiones, no quiero sentirte Desconsuelo, cuando la vorágine termine y todo se venga abajo olvidando incluso nuestros nombres.
Elijo envolverme en tu manto soledad, para así protegerme de tu cruel utensilio de batalla, para ser tu aliada y no tu enemiga, para defenderme de mi propio corazón, de mis propios sentimientos, que tanto dolor traen a mi vida con sueños e ilusiones que nunca se realizarán.
La pasión disfrazada de amor me ha hecho enfrentarme a ti cara a cara desconsuelo, no quiero volver a caer de nuevo, por eso mi fiel aliada protégeme y sácame de las densas nieblas de mi cruel verdugo, que luego de cortado mi cuello con la realidad, deja la amargura de su imagen por siempre.
He dicho, Soledad, que tu fiel compañera seré, y así en silencio observaré, como todo el mundo gira, ve, piensa y siente, mientras yo como espectadora, me sentaré y esperaré a que el tormento pase y toque mi turno de brillar…
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